lunes, 1 de septiembre de 2008

Capítulo extraviado

-Este será otro mes complicado, no hay buena pesca Marco. Tendremos que vivir a pan y mermelada por un tiempo.
-No importa la pesca, iré al mercado con la credencial y exigiré verduras y pollo. Algún día tengo que dar uso a mis beneficios. No nos vamos a morir de hambre, eso es seguro.
-¿Leíste la carta que te dejé sobre el sillón? -Pregunta José-
-Si. Ya sé que estas preocupado, pero no es necesario que te pongas sentimental. Viviré lo suficiente. Cuando la hora llegue será porque Dios lo dispuso. -Responde Marco-
-Lo sé. ¿Pero qué pasará conmigo? Es tan injusto... Todo se me vendrá abajo y ya no querré salir de la cama y...
-Nunca querés salir de la cama, no seas dramático. -Interrumpe Marco con altanería-
-No te mueras Marco... No sabría qué hacer con la vida.
-No seas egoísta ¿Está bien? ¡Dejame vivir en paz, la puta madre!
-Siempre llenándome de reproches... -Murmura José-
-Perdoname José. Los nervios me carcomen, las cosas están cada vez más complicadas y los libros no se venden como antes. No sé bien como, pero dejaré todo en orden antes que la enfermedad me devore.