domingo, 9 de septiembre de 2007

La agonía

Los valientes derrotados perecieron, y los nobles traicionados trascendieron; ¡Hasta los tramposos arlequines escaparon con honor! Pobres los reyes, esclavos de ellos mismos; pobre la milicia y las putas de los comandantes, los hijos sin padres y las madres sin amantes -sin penes-. Pero sobre todo, pobre Teodoro, que por más demagogia que derrochó y persuasión que esgrimió, nunca pudo escaparse de si mismo. Yerba mala nunca muere... Pobre Teodoro.